domingo, 12 de julio de 2009

El regreso

Soledad, ¿porqué me abandonaste durante dos meses dejándome a la deriva con una ilusión hecha verdad? Ahora que esta guerra contra el sufrimiento está a punto de acabar me gustaría contarte, que antes de esos momentos de frialdad, fui feliz en verdad. Jamás sentí tanta felicidad junta rebosante en mi, jamás, pero como bien dicen todo lo bueno tiene un final. Un final en ese caso un tanto esperado, pero aun así, yo seguí luchando por conseguir arrancar una sonrisa a mi ilusión, cosa que apenas logré excepto cuando finalmente todo acabó. Mi ilusión acabo alejándose como el agua del mar al chocar en los acantilados, con fuerza y libertad. Ya no era nada de nadie, ya no era algo considerado importante. El camino de rosas finalmente acabó secándose, dejando a las rosas mas bellas pues muertas adquirían un color especial, un color como el de la sangre a medio secar. Regresaste a mi, soledad, y de nuevo te volví a abrazar. Cálido fue el reencuentro después de que mi corazón volviese de nuevo a helar. Me pregunto, que hice yo para merecer tanto dolor en poco tiempo, que hice de malo para vivir aferrada a mi ilusión, que hice para vivir con una venda cegando mis ojos... Nada hay que pueda hacer ahora, solo esperar a que el tiempo pase y cure todo el mal de mi. Olvido, esta noche te vuelvo a llamar para llevarte todo lo que no quiero, para que vuelvas conmigo. Cada lágrima caída es un momento vivido en vano, cada pensamiento dañino en mi mente un agujero en el alma, cada “Te quiero” fallido es pena nublando el camino.